Adiós redes sociales

He ido dejando en los últimos tiempos las Redes Sociales que tanto bueno parecía que traían cuando empezaron y en la época que llegó su boom, y que en mi caso particular, con el tiempo he terminado por aborrecer.

Son muchas redes en las que he entrado y participado en estos años, pero al final empeoran con el tiempo, y me terminan por aburrir.

Con el riesgo de empezar con un post muy aburrido, hago un pequeño recorrido cronológico.

Facebook

Creo recordar que Facebook fue la primera red a la que me uní. Aquello de encontrar allí a gente con la que hacía tiempo que no coincidías (por algo sería), y las posibilidades de ampliar tus círculos a prácticamente todo el mundo con aquella mítica teoría de los 6 grados de distancia, eran muy tentadores como para no probarla.

Que Facebook fuera una moda y una noticia continua en sus inicios, que se conectaran nuevos conocidos prácticamente todos los días, la hacían imprescindible. Saber que podías ampliar tu círculo de «amistades» animaba a la participación.

Con el tiempo, empecé a ver que no me apetecía contar según que cosas, que tampoco necesitaba ser alguien popular (como si alguna vez lo hubiera sido), que igual tampoco tenía tanto que aportar, y que a lo mejor tampoco me importaba tanto lo que estuviera haciendo según qué gente.

Ya al final, la fotografía me sirvió como excusa para mantenerme un poco más de tiempo activo en la red, pero llegó el momento que ni por esas.

El resultado final fue tomar la decisión de mantener la cuenta, pero no participar, no entrar, y eliminar la app de esta red social de mi teléfono móvil, y de esto hace ya más de 5 años.

Con sus malas tretas, Facebook envía diariamente sus correos electrónicos diciéndote lo que están publicando tus «amigos«, y te estás perdiendo por no entrar, y durante algún tiempo aún entraba si se trataba de alguien cercano, pero con el tiempo también descubrí que no lo merecía, y decidí marcar estos correos como spam por lo que adiós y gracias.

Plurk

Una red social pequeña, que conocí, como en la mayoría de los casos, gracias a Ramón.

Una red de microblogging en cierto modo similar a Twitter, con su particular timeline con sus conversaciones agrupadas, con reacciones, y un sistema de recompensas pensado para engancharte y que participaras, llamado karma.

Por estos lares es una red con poca actividad, pero recuerdo a la gente con la que conecté allí con cierto cariño. No fueron muchos, no fue mucho tiempo, pero era un motivo para conectar por las noches a Plurk, y participar un poco.

Fue el paso previo a crear cuenta en Twitter, mucho más activa y famosa.

Twitter

Parece mentira haber vivido la primera época de Twitter. Cuando aquello era un remanso de paz, cuando realmente había libertad para escribir sin censura, cuando el timeline mostraba cronológicamente aquello que publicaban los seguidos. La época de los twits&beers, cuando se celebraban los Follow Friday para conocer nuevas cuentas, cuando el sistema caía con cierta asiduidad, y te encontrabas las típicas «ballenas«, descubrir que podías iniciar conversación con gente a la que admirabas, ¡qué buenos tiempos!

Con el tiempo Twitter fue cambiando y no para bien. El timeline cambió, y dejó el orden cronológico a un resumen de entradas relevantes, algo que a priori se agradecía si seguías a mucha gente, que al final se terminó convirtiendo en la tiranía del algoritmo que decidía qué contenido era relevante para mi.

El «buen rollo» del principio, fue dejando paso a la crispación, el «y tú más«. Bots y haters amparados en el anonimato de un nick tomaban relevancia.

No llegué a entender el tema de las sugerencias de cuentas a seguir, ni los intereses, porque no me aportaban nada. Llegó un momento que leía más tuits de cuentas que no seguía porque el algoritmo pensaba que eran relvantes, que de las que seguía porque me interesaban, y empezó el hartazgo.

La compra de Twitter por parte de Elon Musk fue el empujón que me faltaba para dejar la red social. Punto final para mi. No tanto por pensar que fuera a cerrar a pesar de las primeras decisiones polémicas que tomó como CEO, sino por el rumbo que tomaba, y que no compartía. Despidos masivos, política de desinformación, falta de moderación por falta de recursos, etc.

Borrar la aplicación del móvil no fue sencillo, Twitter se había convertido en una herramienta de información para mi, que no veía como suplir. Al final fue una decisión práctica.

Instagram

La red social para compartir fotografías. Tardó en llegar para teléfonos Android, y envidiaba a los que la tenían en dispositivos IOs. El planteamiento original era muy llamativo, únicamente se publicaban fotografías realizadas con la aplicación, siempre en formato cuadrado, y únicamente se podían aplicar una serie de filtros con una configuración «cerrada».

Desde el principio sorprende que un selfie tiene más comentarios y «me gustas» que fotografías más trabajadas, incluso merecedoras de premios (no hablo concretamente de mis fotos).

Adiós al formato cuadrado, ya se podían publicar fotografías en formato rectangular en horizontal o vertical. Hola a la posibilidad de subir fotografías e imágenes hechas externamente a la aplicación, aunque la aplicación las machacara y las redujera a una resolución ridícula.

El tiempo ha llevado a Instagram en una dirección que no me motiva. Vídeos, reels, stories, todo prima frente a la fotografía que fue lo que la hizo nacer, y por lo que me uní.

De nuevo el algoritmo con sus sugerencias, el exceso de publicidad, cada vez hacen que me motive menos entrar a ver lo que sucede por allí. El siguiente paso será eliminar la app de mi teléfono móvil.

Mastodon

Una red social de microblogging descentralizada, con una filosofía muy interesante. Un protocolo de código abierto para unir a todas las redes del Fediverso. Distintos sabores para la misma red con intereses y temáticas distintas (Friendica, GNU Social, PeerTube, PixelFed, etc.).

El concepto es increible, usuarios de distintas redes pueden ver, leer y participar el contenido de las otras redes del Fediverso sin salir de su servidor. Algo que las redes propietarias no permiten, como Instagram y Facebook que a pesar de pertenecer a la misma empresa matriz, Meta, no pueden interactuar entre sí.

Lo que echó para atrás a mucha gente que fue la selección inicial de servidor, para mi fue un aprendizaje. La decepción inicial de no poder registrarme en mastodon.social, hizo que descubriera que habían nodos pequeños muy interesantes, y fui cambiando hasta que llegué a Paquita, en el que me encontré cómodo. Buena gente, mucha actividad (dentro de lo que cabía en el Fediverso), y una administradora que dirigía el nodo con firmeza, pero de forma silenciosa.

La sensación de haber vuelto a la primera época de Twitter, era cuanto menos entrañable. Me gustaba ver de nuevo los FollowFriday, y algunas iniciativas temáticas según el día de la semana («mondog«, «saturcat«, «viernes de escritorio«, etc.) .

Se agradece la ausencia de un algoritmo que decida por mi sobre lo que debía leer y a quién debía seguir. Es fantástico que no aparezca publicidad en el timeline. Los gastos que generan los nodos los pagan los administradores, y suelen aceptar donativos para su mantenimiento.

Como todo en esta vida, nada es perfecto. Así, puedes encontrar nodos que permiten el joseo (una forma de acoso), servidores que desfederan a otros por motivos ambiguos, y al final, los seres humanos que detrás de un nickname somos lo peor, hacen que aunque Mastodon es un remanso de paz en comparación con lo que puedes encontrar en Twitter por ejemplo, da pistas de lo que puede suceder en el futuro.

En fin, la desmotivación llegó pronto y el culpable no fue el nodo de Paquita, que tiene o tenía mucha participación y buen ambiente.

Epílogo

Si has llegado a leer hasta aquí, perdón por la turra que has tenido que soportar.

Entiendo a la gente que continua en redes sociales, pero a mi me ha cogido en una época en la que no tengo la paciencia ni las motivación para participar en ellas.

He preferido quitarle un poco las telarañas al blog que tenía abandonado en los últimos años, y tratar de escribir aquí mis ideas, cuando tenga algo que decir.

¿Hasta pronto?